UNIVERSO MIX


Rodrigo Alonso
Publicado en: PanoraMix 1 (cat.exp.). Buenos Aires: Fundación Proa, 2000.



Se traza un mapa de donde ya se ha estado.
Pero aún no hay un mapa del lugar hacia donde nos dirigimos.
Audre Lorde
El arte de los últimos años no sólo es complejo; también es impuro. Superadas las
definiciones y estatutos de las disciplinas artísticas, asistimos a un universo de
medios integrados, híbridos y mixturados. La producción joven internaliza de
manera particular esta condición migrante del arte de nuestra época, correlato de
un mundo signado por la inestabilidad y las metamorfosis permanentes.
Los artistas de hoy desconfían del arte entendido como el perfeccionamiento
técnico de un medio específico. En cambio, utilizan todos los medios disponibles
para plasmar sus ideas, aún a riesgo de no conformar aquello que caracterizaba
unívocamente al artista moderno: su estilo. Su identidad como artista ingresa al
terreno de la exploración y la experimentación junto con sus obras. Para bien o
para mal, se van conformando en el accidentado camino hacia la expresión de su
discurso estético.
Los medios contemporáneos parecen acompañar esta tarea. Son, en general,
maleables y dúctiles, e integran con facilidad a otros medios o se conjugan en
complejos conjuntos formales. Imágenes, sonidos, textos, acciones, espacios en
las redes electrónicas, composiciones proyectuales, dialogan entre si en las más
variadas formas en la obra de los artistas más radicales.
La cultura de los medios masivos y, recientemente, el universo de las
producciones digitales, aparecen con insistencia tanto a nivel formal (en el uso de
medios como la fotografía, el video, los ploteados, los soportes interactivos) como
conceptual. Incluso cuando no forman parte del aspecto semántico de las obras,
están presentes siempre como contrapunto de estas prácticas artísticas, en tanto
se han convertido en los referentes principales del mundo mutante de hoy. “La
radio, la televisión y los periódicos se han convertido en componentes de una
explosión y multiplicación generalizada de Weltanschauungen: de visiones del
mundo” sostiene Gianni Váttimo, quien ve en esta multiplicación de perspectivas y
puntos de vista, propia de los medios de comunicación, el fundamento de las
producciones múltiples y fragmentadas de la post-modernidad.
Hoy la separación formal de las producciones artísticas carece de sentido (si
acaso alguna vez lo tuvo) por tres motivos fundamentales. En primer lugar, porque
los límites de tal separación han estallado y práctica o virtualmente no existen. Las
artes contemporáneas yuxtaponen música electrónica, páginas web, moda, video
o performance con tanta naturalidad, que se hace imposible, pero
fundamentalmente inútil, acudir a las caracterizaciones formalistas del pasado
para su interpretación. En segundo término, la variabilidad de medios que puede
encontrarse en la obra de un único artista desestima por completo la disección
formal: aún cuando resulte altamente problemático desde el punto de vista crítico
o metodológico en la tradición de la historia de las artes, debemos admitir que las
realizaciones de los artistas actuales deben caracterizarse de manera abierta y no
determinante, conjetural y siempre provisoria. Finalmente, la clasificación formal
atenta contra la correcta comprensión de la producción contemporánea en el
marco de sus determinaciones sociales, políticas, culturales e históricas. Atender
a un arte por disciplinas tergiversa el contexto que otorga sentido a sus productos,
pero fundamentalmente, al aislar la producción estética de su entorno social,
tergiversa el mismo concepto de arte.
Si algo nos han enseñado las continuas revisiones y re-versiones de la historia, es
que ningún estamento social puede entenderse aislado de la totalidad de las
funciones y prácticas que la conforman. Una mirada rápida hacia el arte de
nuestro tiempo es suficiente para visualizar hasta qué punto la producción artística
contemporánea se encuentra enraizada en la naturaleza plural de nuestras
sociedades hiper-tecnologizadas. Una mirada más atenta podría incluso
determinar la productividad de la creación artística en el seno mismo del
movimiento social, en tanto aquella no existe independientemente de éste sino en
un diálogo permanente con su entorno. Tal vez nos falte perspectiva para tamaña
tarea, pero quizás no sea demasiado pretensioso mirar hacia nuestro alrededor
para intentar

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